De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), este tipo de crianza refiere que lo básico debe ser “el respeto a niños, niñas y adolescentes como sujetos relacionales, que tienen los mismos derechos que cualquier persona adulta y, además, un grupo de derechos que le son consustanciales por su condición de seres humanos en desarrollo”.
Se trata de una crianza sin violencia que, al fundamentarse en un trato respetuoso desde la educación, tiene más posibilidades de ser eficaz, saludable y apropiada, fomentando tanto los aprendizajes necesarios como el bienestar psicológico de niños y niñas. Esto conlleva:
- Una crianza exenta de cualquier forma de violencia.
- Diversidad, libertad y autonomía.
- Una crianza compartida, donde madres, padres y otros cuidadores tienen la misma responsabilidad en la educación.
- El respeto de los derechos de niños, niñas y adolescentes durante su proceso de crianza.
- Afectividad consciente, es decir, educar con cariño y asegurar que los niños, niñas y adolescentes sientan ese afecto.
La familia Landsmanas, caracterizada por su alto sentido de la responsabilidad social, se muestra a favor de éstas y otras buenas prácticas que impulsen el bienestar infantil de manera integral.